El programa de 9012, como edificio corporativo, exige compatibilizar el trabajo administrativo con el productivo en una sola pieza. La decisión fue desarrollar un volumen morfológicamente unitario, una pieza facetada, buscando de esta manera abordar la integración de la diversidad programática en un juego entre el observador y el observado, alejándose del planteamiento estandarizado de las zonas de trabajo.
La unidad volumétrica aparece como posibilidad para definir a la materialidad como oportunidad de acentuar y concretar los distintos puntos existentes en el edificio, surgiendo así un elemento de cobre que contiene todo el programa administrativo, el cual es abrazado por una envolvente pv6 negro que da cabida a las distintas zonas de trabajo.
El volumen de cobre se compone de tres niveles desarrollados como plataformas de supervisión sobre las áreas de maquinarias y bodegas; este es el lugar que observa. Desde aquí es posible visualizar todo el proceso productivo y de almacenaje, sumado a una vista interior abalconada hacia el área de oficinas que sólo existe en el último nivel.
La envolvente negra se convierte en el contenedor del todo, dentro de este se encuentran las zonas de bodega y almacenaje, áreas de servicio, área de trabajo y maquinas, supervisión de servicios; este es el lugar a observar. La necesidad de maximizar la utilización del espacio se trabaja mediante la planta libre, como un gran galpón.
Para desarrollar la permeabilidad y distribución entre las distintas zonas del programa se trabaja el intersticio entre el cobre y el metal; aquí el observador y el observado se encuentran. El intersticio se convierte en lugar para la cafetería, el tránsito libre entre niveles, oficinas y puentes de encuentro y permanencias esporádicas. Este intersticio se convierte en la rótula que da paso a la convivencia de las distintas escalas y programas que se desarrollan en el interior de 9012.
